6 octubre, 2017

LAS EMOCIONES DE LOS BEBÉS

Es cierto que los bebés, por ser tan pequeños y frágiles, tienen un sinnúmero de necesidades biológicas que debemos atender. Necesitan ser vestidos, aseados, alimentados, dormir bien y sentir calor. Pero estas no son las únicas que interfieren en su desarrollo vital; existen también las necesidades emocionales y afectivas, con las cuales el bebé se comunica, y que resultan ser el pilar para un crecimiento sano y seguro.

Es común ver cómo el bebé pasa de la risa al llanto con mucha facilidad, esto es debido a que las emociones del recién nacido aún no cuentan con los mecanismos propios tranquilizadores, todo es nuevo para ellos, por eso son papá y mamá los responsables de otorgar esa tranquilidad que será fruto de su proceso madurativo, las rutinas como chuparse el dedo o abrazar un osito.

El bebé que llora expresa una necesidad. Si al escuchar al bebé llorando caemos en ideas como que llora para fastidiar, para tomarnos el pelo o para que hagamos lo que él quiere, estamos actuando contra él y repitiendo un patrón de pensamiento peligroso. El bebé no sabe hablar y manifiesta sus emociones del único modo que puede, mediante el llanto.

Si tienes una necesidad de amor o un sentimiento de miedo, rabia o cansancio y se te colma con afecto, abrazos y caricias, entiendes que tu necesidad es importante, y que tú mismo significas mucho para quienes te rodean. El amor y la atención a las emociones del bebé desde el momento de la gestación representarán, en un futuro, seguridad, autoestima, autoconfianza e inteligencia emocional.

Según estudios los bebés pasan por cuatro etapas de actividad y expresión emocional:

Alerta tranquila. Tiene lugar nada más despertar. El bebé se quedará acostado y quieto, observando todo a su alrededor. Su respiración será regular y parecerá estar tranquilo y satisfecho. Esta un momento idóneo para mirarlo a los ojos, darle los buenos días con alegría y llenarlo de sensaciones placenteras.
Alerta activa. Se interesará por los objetos visuales y por los estímulos auditivos e intentará responder a los sonidos. Puede que trate de imitarte y jugar contigo, moverá sus brazos y piernas, y girará el cuello para ver lo que ocurre a su alrededor. Puedes sorprenderlo con juguetes de colores vistosos, animarle con su objeto de apego favorito o explorar con él movimientos nuevos.
Llanto. En esta tercera fase, se mostrará cansado. Satisface sus necesidades de higiene y alimentación, y cálmale arrullándole en brazos para que se sienta seguro.
Sueño. Se frotará los ojos, bostezará y quizá se ponga algo nervioso. Es preferible que intente conciliar el sueño por sí mismo durante esta etapa somnolienta. Si pasado un tiempo no lo consigue, puedes mecerle hasta que se quede dormido.

 

Uno de los componentes más importantes de la inteligencia emocional es lograr reconocer los estados afectivos que experimentamos frente a los diversos ambientes y cambios orgánicos. Además de brindar todas las condiciones para que los bebés se sientan seguros y amados cuando están experimentando alguna sus emociones, debemos enseñarle progresivamente a conocerse a sí mismo, a nombrar correctamente sus emociones y a captar los signos de expresión emocional de los demás, a interpretarlas y a controlar esas  que conlleven a consecuencias negativas.

Laura Melisa Benítez Martínez

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