6 octubre, 2017

MAMÁ Y BEBÉ: LA RELACIÓN PERFECTA

La relación entre madre y bebé es la simbiosis perfecta del amor. Una relación cuyo pacto casi podría resumirse como lo enunciaba una publicidad hace algún tiempo “Yo le cambio el pañal, él (el bebé) me cambia la vida). Dicho de esta forma, es entendible que para muchas mujeres su realización como tales esté ligada estrechamente a su condición de madre, experiencia misteriosa, poderosa y única en la vida si las hay y que solo puede ser explicado por quien lo ha sido.

Y sin embargo, tratar de tener una relación perfecta con el bebé (o con el ya niño) es difícil por cuanto lo humano tiene un elemento de equivocación. Sean cualesquiera las circunstancias entre la madre y el bebé, esta relación de vínculo profundo tiene complejidades y cambios propios debido a nuestra condición humana variable. Sin embargo, la constante comunicación con el bebé y el descubrimiento de sus necesidades, intereses y personalidad hará que podamos crear un vínculo inquebrantable. Es importante además tener muy presente que, con el paso del tiempo y la complejización de la relación madre-bebé poco a poco se abre un espacio para la aparición del padre. En este sentido, el papito tiene una función y es la de aportar lo correspondiente en la formación del pequeño para que la madre no sea la única luz del niño.

En proyección, el amor de los padres (esas dos luces que combinadas harán de una criatura un ser seguro de sí mismo) generará en el hijo una consciencia de independiencia que a futuro permitirá que sea capaz de amar a otros en plenitud (a sus compañeritos, otros familiares, sus pares, su pareja y, llegado el caso, a sus propios hijos). Por lo anterior, esa búsqueda de perfección en la relación madre-bebé (niño) podrá tener sus dificultades, como es normal, sin embargo, todas estas serán menores si la búsqueda en nuestro papel de padres ha sido el de formar niños en la integridad y cuyo valor primordial sea el ejercicio y defensa de la libertad, con todo lo que esto conlleva. Por eso la tarea de mamá (y papá) no es otra que educar de la manera más amorosa y comprensiva a sus pequeños para que logren, como fruto de esa humana ‘relación perfecta’, y como bien diría ahora el título de un cuento, ser seres con los pies en la tierra y los ojos en el cielo.

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